A lo largo de la historia; el ser humano encontró en el odio racial la excusa perfecta para sacar a flote con argumentos validos, lo que lleva dentro de su ser. No hay razón alguna a que se pueda odiar a otro ser humano sin ni siquiera conocerlo. Muchas veces en nuestra cotidianidad tenemos esos sentimientos, es decir conocemos a alguien y sin razón nos cae mal, en la mayoría de los casos cuando llegamos a conocer a esa personas nos damos cuenta que es muy a fin a nosotros.
Tristemente tenemos que reconocer que este tipo de violencia cobra cada vez más fuerza, se pasa de generación en generación, y cada vez que pasa el tiempo el valor de la vida pierde fuerza. Además se han ampliado los argumentos de odio, políticos, religiosos, patriotas, por territorio, de raza, de estrato, deportivos, hasta por amor se mata.
El núcleo fundamental de la sociedad es la familia; desde esta trinchera se podría ganar la guerra a la violencia, pero es precisamente desde esta trinchera que la humanidad está perdiendo la guerra.
Todos los seres humanos por violentos que sean; aman, pero al parecer esto no es suficiente para dejar de odiar.
Cuando uno sólo de nosotros reflexiona, se para en el camino y toma la dirección correcta….. renace la ESPERANZA.
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